POEMA #1: LAS DOCE EN EL RELOJ (JORGE GUILLÉN)
Dije: Todo ya pleno.
Un álamo vibró.
Las hojas plateadas
Sonaron con amor.
Los verdes eran grises,
El amor era sol.
Entonces, mediodía,
Un pájaro sumió
Su cantar en el viento
Con tal adoración
Que se sintió cantada
Bajo el viento la flor
Crecida entre las mieses,
Más altas. Era yo,
Centro en aquel instante
De tanto alrededor,
Quien lo veía todo
Completo para un dios.
Dije: Todo, completo.
¡Las doce en el reloj!
Comentario de texto:
[...] El poema comienza con la intervención del autor a través de un verbo dicendi (“Dije”) seguido de una exclamación (“¡Todo ya pleno!”), como si de un momento perfecto se tratara. El poema sigue diciendo que “un álamo vibró”. Un álamo es árbol de la familia de las Salicáceas, que se eleva a considerable altura, de hojas anchas con largos pecíolos, y flores laterales y colgantes. Crece en poco tiempo, y su madera, blanca y ligera, resiste mucho al agua. Observando la definición de álamo, se ve el claro parecido que posee con el órgano sexual masculino: se eleva a considerable altura (podría tratarse de un caso especial el del poeta), de hojas anchas con largos pecíolos y flores laterales y colgantes (metáfora del vello púbico), crece en poco tiempo (en época de celo es bastante veloz) y resistente al agua (gracias a la piel que desempeña una función defensiva).
La intención del autor es claramente hacernos pensar mal. El poema prosigue diciendo que “las hojas plateadas sonaron con amor”. Sabiendo que las hojas es una metáfora del vello púbico, es normal que suenen con amor, de hecho el acto que se describe en estos versos recibe el nombre coloquial de “hacer el amor”. Al decir el autor que “los verdes eran grises, el amor era sol”, nos hace pensar que el autor se esta volviendo ciego de amor, o simplemente esta cerrando los ojos poco a poco reduciendo así su capacidad visual como si estuviera en un momento placentero.
“Entonces, mediodía, un pájaro sumió”. Es entonces, en ese momento, al mediodía, es decir, a las doce del día, cuando un pajarillo, como vulgarmente se le llama al órgano sexual masculino, pero en este caso Guillén para destacar el tamaño del mismo prescinde del diminutivo, sumió. El verbo sumir es la acción de hundir o meter debajo de la tierra o del agua. Otra metáfora con la utilización de este verbo, ya que no es la tierra o el agua, es una mezcla de ambas con un alma. En definitiva, un ser humano. Según cuenta Guillén, “sumió su cantar en el viento”, es decir, abrió su órgano sexual al viento “con tal adoración, que se sintió cantada bajo el viento la flor crecida entre las mieses” (las mieses sería una metáfora del vello púbico femenino). Vemos en esta situación a ambos órganos destapados, siendo el pájaro el órgano sexual masculino, y la flor el femenino.
“Más altas, era yo, centro de aquel instante de tanto alrededor, quién lo veía todo, completo para un Dios”. Guillén nos informa de su posición privilegiada durante el acto sexual. Finalmente el poema acaba con intervención de nuevo de la voz del poeta a través de un verbo dicendi (“Dije”) seguido de la frase “todo, completo ¡Las doce en el reloj”. Como vemos, es en ese instante cuando da comienzo el acto sexual, a las doce del día, y de una forma, según cuenta Guillén, muy cabal. El hecho de que el acto tenga lugar a las doce no es casualidad. De hecho, si nos fijamos en el reloj, vemos que a las doce hay dos agujas que marcan en la misma dirección. Visto bajo el punto de vista de la física, se trata de dos vectores con la misma dirección, por lo que la fuerza resultante es la suma de ambas. Así por lo tanto, Guillén no solo pretende transmitirnos la hora del acto, sino también el punto de aplicación, la dirección (vertical), el sentido (ascendente) y la intensidad (la máxima). [...]
POEMA #2: NAVACERRADA, ABRIL (PEDRO SALINAS)
Los dos solos. ¡Qué bien
aquí, en el puerto, altos!
Vencido verde, triunfo
de los dos, al venir
queda un paisaje atrás:
otro enfrente, esperándonos.
Parar aquí un minuto.
Sus tres banderas blancas
-soledad, nieve, altura-
agita la mañana.
Se rinde, se me rinde.
Ya su silencio es mío:
posesión de un minuto.
Y de pronto mi mano
que te oprime, y tú, yo,
-aventura de arranque
eléctrico-, rompemos
el cristal de las doce,
a correr por un mundo
de asfalto y selva virgen.
Alma mía en la tuya
mecánica; mi fuerza,
bien medida, la tuya,
justa: doce caballos.
Comentario de texto:
[...] Entrando ya en la segunda parte del enigma, Salinas intenta hacer que pensemos mal, ya que de cierta forma nos hace creer que tiene lugar una inseminación entre él y la otra persona que le acompaña. Dice literalmente que “se rinde, se me rinde” lo cual nos hace pensar que ambos cuerpos están rendidos en la hierba y continúa acentuando nuestras dudas sobre el acto sexual diciendo “y de pronto mi mano que te oprime, y tú, yo – aventura de arranque eléctrico - ” (el término aventura estaría utilizado en este contexto como aventura sexual).
El poema continúa diciendo que romperán el cristal de las doce, lo cual hace pensar que el inicio de la aventura sexual ha supuesto la rotura del himen del cuerpo femenino a las doce de la mañana, por lo tanto la mujer acaba de perder su virginidad. Sigue relatándonos que va “a correr por un mundo de asfalto y selva virgen” donde básicamente Salinas reafirma la virginidad de la mujer y utiliza como metáfora el asfalto y la selva en relación a la piel y al vello púbico de la mujer. Además, sigue diciendo que su alma esta en el alma de la mujer y se ha introducido de forma mecánica (en este verso se afirma la presencia de un acto sexual). El poema acaba diciendo que la fuerza del hombre para la realización idónea de la inseminación estaba bien medida, al igual que la fuerza de la mujer durante el acto sexual, que en este caso era de doce caballos.
Este verso último es el que nos hace dudar sobre la presencia o no de un acto sexual, puesto que doce caballos, aunque Salinas nos lo presenta como una fuerza, se trata de una potencia, equivalente en el sistema internacional a 8820 watios, cantidad que en principio dificulta la realización de una inseminación puesto que el hombre saldría disparado a no ser que tenga una masa de 900 Kg. para evitarlo. [...]
2 comentarios:
Esto es kapílico, angelítico y guijarresco hasta decir basta. Desde luego, Kapil, hay que ver lo ido que estás.
estaba! Eto es de hace 2 años!!
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